Pero existe un mundo que aquí es una especie de dimensión desconocida para muchos: El transporte público. Aquí viajar en bus (“tomar el bondi” para los argentinos, o “montar la guagua” para los cubanos), o viajar en tren, no es algo para nada común para la mayoría de los habitantes, como si lo es en las grandes ciudades latinoamericanas.
Hace poco en El Nuevo Herald, el periódico en español más importante de la zona, leí un informe acerca del estado del transporte público en Miami. Como siempre en este tipo de artículos, hablaba de que había que solucionar cierta cantidad de problemas, y entre esas quejas mencionaba la posibilidad de que alguna de las unidades tenga fallas en su aire acondicionado, diciendo algo así como: “no hay que esperar hasta que alguien se desmaye”. Latinoamericanos aun en su país, leyeron bien, aquí todos los buses y trenes tienen aire acondicionado funcionando. Pero parece que cuando los hispanos llegamos aquí, nos olvidamos un poco de donde venimos, no recordamos el deplorable (pero deplorable en serio) estado de los autobuses en nuestros países. Aquí, además de tener aire acondicionado, son limpios, los jubilados y los home-less viajan gratis (además, solo para la zona del downtown, que seria algo así como el centro, existe un pequeño trencito que se llama Metro Mover, el cual es gratis para todo el mundo), respetan sus horarios, son cómodos, casi nunca hay que ir de pie, están perfectamente equipados para los discapacitados, puedes cargar la bicicleta en el el frente, etc. Es decir: funcionan como corresponden. Pero a pesar de eso, los latinos, en gran mayoría, siguen viendo con mala cara a los buses y trenes, como me dijo una venezolana a los pocos días de que yo pise este país, sorprendiéndose cuando le dije que yo me movía en bus y tren: “Tienes razón, aquí no sabemos ser pobres…”. Es como si mucha gente se olvidara de donde viene, y piensa que aquí es otra persona porque se puede comprar un celular mas lindo.
Es cierto también que este sistema de transporte tiene sus deficiencias, pero pasan por otro lado: no son muchos los recorridos, no pasan seguido y por ende hay que estudiarse bastante bien el cronograma de cada bus para no pasarse una hora y media esperando algo que esta decidido que no suceda en ese momento (se porque se los digo, mas al mediodía con el sol abrasador de esta ciudad, lo de no poner garitas en todas las paradas, teniendo en cuenta el clima, es una falta grave). También sucede que no se puede llegar de cualquier punto a cualquier a otro lado solo con un bus, sino que hay que hacer “transfer” de uno a otro, o bien, se torna imposible en algunos casos. Pero es una especie de círculo vicioso, es decir, tampoco va haber mas buses ni pasaran con más frecuencia los existentes, si la gente se niega a subirse a ellos.
En fin, aunque no es lo mas fácil ni lo mas rápido, uno puede vivir sin auto en esta ciudad… aunque para ir a la playa desde algún punto de Kendall, por dar un ejemplo, se tarde mas de una hora y haya que tomarse el tren y el bus, tardando hora y media mas o menos. Pero seamos sinceros, en que país no hay que hacer viajes de ese tiempo en transporte publico?. Acaso millones de personas no viajan día a día a sus trabajos quizás tardando mas tiempo?... De todos modos, espero poder conducir un auto pronto, y sumarme a la caótica e inmensa cantidad de vehículos de esta ciudad, pero eso es para otro artículo.